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Echar en el arca de las ofrendas.

Echar en el arca de las ofrendas.

ECHAR EN EL ARCA DE LAS OFRENDAS

(10 de noviembre de 2024)

Evangelio de Marcos (12, 38-44) Link al texto

    La lectura de los evangelios ofrece muchas perspectivas cuando se lo mezcla a la vida. Sigue siendo luz para iluminar nuestro caminar, nuestros modos de vivir.

    El evangelio de este domingo propone como modelo de ciudadana del reino a aquella viuda pobre que dio de su falta. Por eso Jesús la alabó por encima de los que daban mucho porque tenían más. Esto queda claro.

    Pero puede haber para nosotros una luz en ese ECHAR EN EL ARCA DE LAS OFRENDAS del que se habla. No podemos negarlo: el dinero ha estado y está mezclado a la religión, como lo está mezclado a la vida. Pretender una Iglesia sin considerar el lado económico es un angelismo que no tiene salida.

    ¿Cómo influye  el evangelio hoy para que esa relación entre religión y dinero sea lo más correcta posible? ¿Cómo echar hoy en el arca de las ofrendas de manera sensata, razonable y generosa? Damos algunas pistas por si sirven:
    • Organizadamente: vamos aprendiendo que nuestra generosidad hay que encauzarla por las vías organizadas que tenemos: Cáritas, Manos Unidas, Domund, Iglesia Diocesana, etc. Es verdad que dice el evangelio que “lo que hace tu mano izquierda no lo sepa la derecha”, pero hoy la unión resulta imprescindible para que la acción social sea más eficaz y más eclesial.
    • Presentando cuentas: a algunas entidades eclesiales les cuesta presentar cuentas. Muchas parroquias no tienen un sencillo Consejo Económico. Todo se lo guisa el cura. Solamente se dan cuentas de las grandes colectas. No está mal, pero no parece que hoy sea suficiente. Ya decían hace siglos los cristianos que lo que concierne a todos en la Iglesia ha de ser gestionado por todos.
    • Avanzando en la fiscalidad: muchas de las donaciones y colectas aún no están reguladas fiscalmente. Hemos de avanzar en esa dirección porque la fiscalidad es una obligación ciudadana y redunda en beneficio de todos. La opacidad en las cuentas no beneficia a nadie.

    Hay que seguir cultivando el dinamismo que mueve todo este asunto y que no es otro que la generosidad. Si avanzamos en organización, en claridad, en cumplimiento de las obligaciones fiscales, ya hemos avanzado mucho. Pero si al escuchar el evangelio no crece nuestra generosidad, todavía no hemos dado el paso más importante.

    Hoy es el Día de la Iglesia Diocesana. Es un buen día para pensar en todo esto. Resulta un poco raro que solamente en este día la Iglesia haga un despliegue de propaganda para justificar su petición económica. No estaría mal que alguna otra vez hiciera propaganda del seguimiento de Jesús o de otro tema fundamental de la fe. Pero, de todos modos, respondamos a la llamada de la Iglesia con generosidad, criterio y sensatez.

 

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