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Han nacido de Dios

Han nacido de Dios

La fe despierta encuentra siempre en la Palabra sugerencias que enriquecen su experiencia cristiana. Es la manera que tiene el Padre de acompañarnos en nuestro caminar diario.       

Por su parte, el prólogo del evangelio de Juan, que ya leímos el día de la Navidad, es inagotable. Dice que quienes reciben la Palabra HAN NACIDO DE DIOS. ¿Qué es nacer de Dios?

Es tener en la vida una perspectiva distinta, la que tiene el mismo Dios que es compasivo y acompañante. Es aprender a vivir con el perdón y la generosidad activados, porque Dios perdona y da vida a todos. Es tener otra mirada sobre la realidad, aquella que va más allá de la utilidad y de la economía; mirarnos con el amor con que Dios nos mira. Algo de esto.

De una manera más concreta decimos que nacemos de Dios naciendo de la Palabra. La Palabra de Dios nos enseña a nacer de Dios. Vamos a tomar tres frases muy interesantes de un libro de espiritualidad farisea del tiempo mismo de Jesús (se llama Pirqué Abot: Escritos de los Padres). Jesús conocía y quizá oraba con estos pensamientos:

- No digas: cuando tenga tiempo leeré la Palabra porque quizá nunca encuentres tiempo: no pospongas la lectura de los evangelios. Coge el librito y comienza a leer hoy mismo si no lo haces ya.

- No digas: lo importante es leer la Palabra; no, lo importante son los hecho: no leemos la Palabra para aprender cosas, aunque aprendamos alguna. Lo hacemos, sobre todo, para cambiar un poco nuestros comportamientos, para ser más humanos y fraternos.

- No digas: la Palabra no nos acompaña porque donde dos o tres están leyendo la Palabra, Dios está en medio de ellos: así lo dirá también el evangelio (Mt 18,20): leyendo la Palabra en comunidad Dios se hace presente de una forma viva. Preguntémonos a la noche: ¿Qué evangelio hemos leído en la eucaristía? Si lo recordamos, sería una buena señal.

Vemos, pues, cómo los antiguos textos de la espiritualidad judía nos animan a leer la Palabra y, sobre todo, a vivirla y con ello nos hacen nacer de Dios. Es verdad lo que dice san Juan: acoger la Palabra es el camino para nacer de Dios. Por eso es tan importante que nos animemos, incluso personalmente, a leer los evangelios de cada día. Así la Palabra irá empapando la tierra de nuestra vida y haciéndola más fecunda, más creyente y más humana.

Hoy, domingo de la Sagrada Familia, creemos que, dentro de las muchas formas de familia que existen, está también la familia de quienes leen con aprecio la Palabra y así nacen de Dios, llegan a tener una perspectiva de vida distinta. Todos nosotros podemos aspirar a ello. Es posible que nos parezcan estos planteamientos sutilezas sin base. Pero si supiéramos poner carne a esta espiritualidad se vería que san Juan tiene razón: naceríamos a un estilo de vida nuevo. ¿Por qué no desear esto para el nuevo año que hemos inaugurado?

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