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Tienes suerte.

Tienes suerte.

TIENES SUERTE

(1 de noviembre de 2024)

Evangelio de Mateo (5, 1-12) Link al texto.

    Por mucho que las leamos, las bienaventuranzas siempre nos suenan bien, son casa que siempre nos acoge, lugar en que siempre nos espera el Señor. Por eso es un gozo escucharlas de nuevo este Día de Todos los Santos.

    Se habla ahí de gente bienaventurada, dichosa, suertuda. El vocablo makarios significa eso: alguien a quien le ha sonreído la fortuna, que se ha encontrado con un gran premio inesperado, que no sabía que tenía en casa un tesoro y que lo tiene. Por eso, al comprobar su suerte, se siente dichoso, agradecido, solidario.

    Pero se dice, además, algo muy interesante: tú puedes ser uno de esos dichosos. Tú eres de los que TIENEN SUERTE. Los bienaventurados no son distintos a ti. Tú eres parte de los bienaventurados, de los suertudos, si te pones en una determinada actitud. Tú tienes suerte con las bienaventuranzas de Jesús, porque tú eres parte de los bienaventurados.

¿Cómo sonarían las bienaventuranzas desde la certeza de saberse con suerte? Podrían sonar así:
    • Tú tienes suerte si te vas acercando a las pobrezas, porque llegarás a intuir cómo funciona el Dios de Jesús.  
    • Tú tienes suerte si mitigas sufrimientos, porque a ti también te consolarán.
    • Tú tienes suerte si eres menor, porque llegarás a una tierra de igualdad.
    • Tú tienes suerte si sientes la justicia como una sed, porque esa sed irá siendo apagada.
    • Tú tienes suerte si ayudas, porque tu debilidad será tu fortaleza.
    • Tú tienes suerte si sacas el mal de tu corazón, porque tu manera de ver la vida cambiará.
    • Tú tienes suerte si eres un artesano de la paz, porque Dios te mira como a un hijo o una hija.
    • Tú tienes suerte si vives en fidelidad, porque gozarás del amparo del Dios fiel.

    No celebramos en este día solamente la bienaventuranza de quienes nos dejaron o la de quienes conviven con nosotros, la gente bondadosa sobre la que se asienta el mundo. Celebramos la suerte que tenemos cualquiera de nosotros si acogemos la propuesta de Jesús y sus sencillas pero comprometedoras consecuencias.

    No nos echemos atrás. Tengámonos por personas con suerte.

    Más aún, entender que tenemos suerte con las bienaventuranzas es lo que nos lleva a  la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio, en palabras de la FT 285.

    Y esto es así porque el saberse con suerte ha de llevarnos a hacer partícipes a otros de esa suerte por los caminos de la justicia y de la dignidad. Suerte y compromiso.

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