La piedra desechada.

LA PIEDRA DESECHADA
(8 de octubre 2023)
El evangelio, libro de otra época y cultura, contiene, a veces, expresiones inusuales. Pero, bien explicadas, pueden iluminar nuestra espiritualidad cristiana.
Hoy habla de una PIEDRA ANGULAR. Parece que antiguamente se construían muchos edificios sin excavar cimientos. Sobre las piedras angulares (en los cuatro ángulos) se levantaban los muros del edificio. Lógicamente, eran las mejores piedras, escogidas, selectas, bien trabajadas, desechando los trozos que no servían.
El evangelio (citando el salmo 117) dice que Jesús ha sido PIEDRA DESECHADA, no elegida, trozo que no sirve de piedra angular. Pero, dice, esa piedra que el cantero desechó, el Jesús pobre, ha sido PIEDRA ANGULAR, base del cimiento de nuestra fe y prueba del valor de la vida humana. Lo humilde es lo valioso, lo desechado es el cimiento, lo que no cuenta es lo que sostiene todo.
Creemos en Dios, pero nos cuesta creer en el evangelio: ¿Cómo lo pobre, lo desechado, lo frágil va a ser el cimiento de lo humano y de la fe? ¿Cómo los nadie, los sencillos, los ignorados van a ser piedra angular? ¿Cómo vamos a estar seguros con tan frágil cimiento?
Es preciso cambiar la manera de pensar y el modo de vivir. Pensemos en las piedras desechadas que son cimiento, piedras angulares:
• La piedra desechada de quien ora en el silencio. Porque parece que hoy ya no sirve para nada la oración. Pero lejos de eso, hay personas que rezan con fidelidad y hallan ahí la fuente de su vida.
• La piedra desechada de quien elige las pobrezas. Personas que cargan sobre sí problemas que son de otros y sufren por ello como si fueran problemas propios.
• La piedra desechada de quien socorre sin pregonarlo. Porque echan una mano sin bombo y platillo, sin airearlo a los cuatro vientos. Su mano izquierda no sabe lo que hace su derecha.
• La piedra desechada del humilde que resiste ante los atropellos. Porque sufren la injusticia, pero no abandonan el campo de batalla; en su resistencia habita la esperanza.
A veces queremos reconfortar nuestra fe participando o viendo en la tele las suntuosas liturgias de Roma, los Consistorios, las grandes aglomeraciones de cristianos, las peregrinaciones multitudinarias. ¿Pensamos que esas son las piedras desechadas? ¿No son, más bien, piedras angulares que sostienen nuestra religiosidad, pero suscitan muchos interrogantes desde el evangelio?
Da que pensar esto de que lo desechado se convierte en piedra angular. Da que pensar y ojalá nos empuje a ser y a actuar como Jesús.