Se admiraban de lo que les habian dicho los pastores.
SE ADMIRABAN DE LO QUE LES HABÍAN DICHO LOS PASTORES
(1 DE ENERO DE 2025)
Evangelio de Lucas (2, 16-21) Link al texto
Estas narraciones de los evangelios de la infancia de san Lucas necesitan ahondamiento para sacarles todo el provecho espiritual. Son muchos más que simples anécdotas.
Los pastores son en esta narración algo más que unas figurillas del Belén. Tienen un papel preponderante: anuncian, incluso a María y a José, el sentido del nacimiento de Jesús.
Tengamos en cuenta de que ser pastor era en aquel contexto social ejercer uno de los oficios considerados malditos porque los pastores vivían al raso descuidando a sus mujeres en casa durante la noche (eso decían), no iban a los rezos de la sinagoga, eran considerados ladrones, andaban siempre con vísceras y sangre, etc. Gente sin honor, los que no cuentan. Resulta que ellos son los mensajeros del nacimiento. Tiene la cosa metralla: los menos honorables son los mensajeros.
¿Qué mensaje traen esta gente de mal vivir? Que un envuelto en pañales y puesto en un pesebre es el que puede salvar. Que un humano pobre tiene la clave de la dicha y del éxito. Que lo humano, con toda su pobreza, es el camino para dar sentido a esta vida nuestra. Que la clave está en lo humano.
Algunos cristianos espirituales tuercen el gesto cuando se les dice que la clave de todo está en si eres humano o no. Piensan que la fe es algo más grande. Pero el asunto del creer es una cuestión de humanidad. Esa es la señal: unos pañales y un pesebre. Lo humano nos salva. ¿Cómo?
• Si piensas con humanidad: que es lo mismo que si piensas con bondad. Si dentro de ti hay uno que piensa con bondad, con amabilidad, con humanidad, estás en la fe de Jesús.
• Si tienes un corazón sensible: si te importan los sufrimientos ajenos, si te conmueven las lágrimas de los pobres, si te mueves en la dirección de las pobrezas, estás en la fe de Jesús.
• Si brota en ti la empatía: si conectas con la persona sencilla, si escuchas con agrado, si te interesas por el otro, si ayudas en lo que está en tu mano, estás en la fe de Jesús.
Los pensadores de hace siglos, del tiempo de Jesús (Plinio el Viejo) decían ya, que Dios se hace visible cuando un mortal ayuda a otro mortal. La sensatez nos dice que la cuestión religiosa, por la que a veces discutimos y clasificamos a las personas, se resuelve en algo muy simple. Ayudas o no ayudas. Cuidas al necesitado de cuna y pañales, al humano, o no lo cuidas.
Siguiendo las buenas tradiciones, muchos de nosotros ponemos en nuestra casa un sencillo belén que nos recuerda el nacimiento de Jesús. Está muy bien. Pero el verdadero belén es este que dicen los pastores: reconoce en el humano frágil la presencia de Dios. Y si la reconoces, ayúdale si lo necesita.
Siempre dando vueltas a la misma masa. ¿Pero es que hay otra?