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No hay mandamiento mayor que estos.

No hay mandamiento mayor que estos.

NO HAY MANDAMIENTO MAYOR QUE ESTOS

(3 de noviembre de 2024)

Evangelio de Marcos (12, 28-34) Link al texto.

    Hay relatos evangélicos que parecen intrascendentes. Pero, si se los lee con un poco de detención, tienen mucho contenido. El evangelio de este día es de esos. Y más todavía, podemos decir que es un texto esencial para la fe cristiana.

    El judaísmo, como todas las religiones, había generado una jungla de preceptos creyendo que ese camino le llevaba a Dios (los 10 mandamientos, los 613 preceptos llamados mitzvot, una infinidad de normas…). De tal manera que era difícil orientarse en aquella maraña.

    Jesús hace dos cosas interesantes: RESUME en dos toda aquella selva de mandamientos. Y EQUIPARA el mandamiento al prójimo con del amor a Dios. Son iguales. NO HAY MANDAMIENTO MAYOR QUE ESTOS. De tal manera que si uno quiere amar a Dios, lo puede hacer con seguridad amando al prójimo.

    Más aún, el mismo Nuevo Testamento incide todavía más: no puedes amar a Dios a quien no ves, si no amas al prójimo a quien ves (1 Jn 4,20-21). O sea: el mandamiento del amor al prójimo es “primero” porque hace visible el amor a Dios.

    Esto lo entiende todo el mundo: tú dices que amas mucho a Dios, pero eso yo no lo veo. Pero si veo si amas al hermano o no. Y si viera que no lo amas, tu pretendido amor a Dios queda en entredicho.

    ¡Tantas veces como hablamos de amar al prójimo! ¡Hablemos una vez más para que eso pueda cobrar cuerpo en nuestra vida! ¿Cómo amar hoy al prójimo?
    • Acércate: no ames a distancia: interésate por las situaciones de quien lo pasa mal. Infórmate de los problemas. Mira con respeto las situaciones de los pobres.
    • Haz tuyo el dolor ajeno: no digas que bastante tienes con lo tuyo. Cree que, de alguna manera, los dolores de los demás también son cosa tuya. Quizá sufras menos si ayudas a que el otro sufra menos.
    • Colabora: ama al prójimo con un poco de orden, apoyándole, quizá, en alguna ONG (Cáritas, Manos Unidas, etc.). El amor organizado es igualmente fraterno y mucho más eficaz.

    Ya lo hemos dicho otras veces: el mundo se divide en dos clases de personas: quienes se echan al hombro al caído en el camino y quienes pasan de largo. Cuando hablamos del amor al prójimo estamos hablando de lo primero: hacer nuestras las cargas que no son nuestras. Lo dice también san Pablo: Rom 15,1.

    Y tengamos en cuenta una cosa: al verdadero amor le va muy bien el silencio (“que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha”: Mt 6,3). No publicites tu amor, no airees ante los demás lo solidario que eres, no te pongas de ejemplo de nada. Haz el bien sin mirar a quién. Hazlo con sensatez y humildad, con silencio incluso. Eso agradará al Padre que ve en lo secreto.

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